Puede decirse que las Dificultades de Aprendizaje se definen como un conjunto heterogéneo de problemas cuyo origen más probable es una disfunción del sistema nervioso central, pudiendo surgir a lo largo del crecimiento y desarrollo de la persona (no necesariamente al nacer).
Se manifiestan mayoritariamente con problemas en el área del lenguaje y con déficits en el procesamiento de las principales capacidades cognitivas (atención, percepción, memoria), estas condiciones no permiten un rendimiento ni un desempeño correctos en el ámbito de las disciplinas instrumentales básicas (lectura, escritura, matemáticas) ni tampoco, y como consecuencia de lo anterior, en las diversas áreas curriculares (ciencias experimentales, ciencias sociales, idiomas, etc.).
Todo ello repercute en la salud psíquica de la persona que las padece, provocando problemas de autoestima, autoconcepto, personalidad y de relación social (Basado en la definición de Santiuste y González- Pérez, 2005).
Además nos encontramos con otro grupo de alteraciones, difunciones y/o dificultades que afectan tanto al funcionamiento intelectual general de la persona como a su conducta adaptativa. Los problemas que conlleva un trastorno del desarrollo tienen que ver con: el retraso (retrasos generalizados como el autismo, retrasos del lenguaje...), con el déficit (sensorial, motor...), con las dificultades que se produzcan en el ámbito académico (en el aprendizaje de la lectura, de la escritura, de las matemáticas...) o en el personal (situaciones de violencia entre compañeros, abusos sexuales...), con las alteraciones psicopatológicas en la infancia, en el nivel de activación (trastornos de ansiedad), en el estado de ánimo (depresión) o en el control y adaptación conductual (problemas de conducta) (Sánchez y García, 2001).
Los trastornos del desarrollo aparecen en la infancia-adolescencia, dándose simlutaneidad en las dificultades manifestadas (conocimientos, habilidades...) requiriendo de una intervención psicoeducativa, que habitualmente no está provista de los suficientes recursos en los centros educativos públicos-concertados, debiendo acudir las familias a profesionales externos.
Por lo tanto, los sujetos que las sufren son personas con necesidades educativas especiales (NEE). En el DSM V TM (APA, 2013) los trastornos del desarrollo se denominan «trastornos neuroevolutivos» e incluyen el trastorno específico de aprendizaje, las deficiencias intelectuales, los trastornos de la comunicación, los trastornos del espectro autista, el trastorno de déficit de atención/hiperactividad, los trastornos motores y otros trastornos neuroevolutivos; estos trastornos pueden aparecer en la infancia y permanecer en la adolescencia e incluso en la edad adulta.
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